1
¡Oh mi Dios!, yo soy un vil,
miserable pecador,
he faltado veces mil,
a tu santa ley, Señor;
yo tus sendas olvidé
y tu amor no aprecié.
2
En mi alma no hay verdad,
y mi pobre corazón,
por su grande iniquidad
lleno está de confusión;
he perdido mi vigor,
desfallezco de dolor.
3
Ten, oh Dios, piedad de mí,
que debilitado estoy.
Dame, por amor de ti,
la salud que busco hoy.
No me dejes perecer;
ven, mi cárcel a romper.
|