1
Amor que no me dejarás,
descansa mi alma siempre en ti;
es tuya y tú la guardarás,
y en tu regaso acogedor
la paz encontrará.
2
¡Oh luz que en mi sendero vas!,
mi antorcha débil rindo a ti;
su luz apaga el corazón,
seguro de encontrar en ti
más bello resplandor.
3
¡Oh tú el gozo!, que por mí
sufristes aqui mortal dolor;
tras la tormenta el arco vi,
y la mañana, yo lo sé,
sin lágrima será.
4
¡Oh cruz que miro sin cesar!,
mi orgullo, gloria y vanidad,
al polvo dejo por hallar
la vida que en su sangre dio
Jesús, mi Salvador.
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